La enfermedad progresa durante mucho tiempo, y en las etapas iniciales, sus manifestaciones son casi imperceptibles, lo que crea dificultades para la detección oportuna. Uno de los primeros signos de la enfermedad es una mayor sensación de sed, por lo que una persona puede consumir hasta cinco litros de agua por día. Esto conduce a un aumento de la micción y, como resultado, al posible desarrollo de enuresis en niños.
Debido al alto contenido de azúcar en la orina, la piel en el área de la ingle puede causar irritación, que con el tiempo se extiende al abdomen, las axilas, el lado interno de los codos y las rodillas.
La absorción insuficiente de glucosa por los tejidos causa hambre poco después de comer, lo que puede conducir a un aumento en las calorías consumidas, y el peso corporal puede permanecer igual o incluso disminuir debido a la pérdida de glucosa en la orina.
Entre otras manifestaciones de la diabetes tipo 2, se destacan la fatiga rápida, la sensación constante de fatiga, la somnolencia diurna y la debilidad general. Los pacientes se enfrentan a la piel seca, la aparición de erupciones y una mayor tendencia a las enfermedades fúngicas. Los moretones aparecen con facilidad y la cicatrización de las heridas se prolonga y, a menudo, se acompaña de una infección.
Las quejas frecuentes de los pacientes son entumecimiento de las piernas y hormigueo en las manos. A veces, después de comer, hay náuseas y vómitos. También hay un aumento en la presión arterial, dolores de cabeza y mareos.